lunes, 12 de septiembre de 2016

AMOR INMARCESIBLE


Hay historias de amor que consumen a sus protagonistas; dramas, celos, intrigas, mentiras, violencia, un sinfín de situaciones que acechan para corromperlo, incluso se llega a decir que si la misma esencia del amor no se ve envuelta en tragedias no se le puede considerar amor real. La gente se cierra a una sola perspectiva del amor y olvida que hay más de una forma de amar, incluso olvida que son esos amores los que a pesar de existir en un segundo plano, los que pueden sobrevivir a cualquier adversidad por sobre el amor romántico, y es justo de eso de lo que trata nuestra historia de formas alternas de amar, formas incorruptibles, formas puras y trascendentales para los individuos que se ven envueltos en ellos.
Nuestra historia comienza en una época donde el arte destellaba como sumo pontífice del entretenimiento de las masas; la técnica y la estética eran preponderantes para llegar a ser reconocido en los estratos sociales, pues el estatus lo era todo, y más para las bailarinas de ballet, en especial para una joven de 23 años, frágil, y a la vez fuerte, era parte del colectivo de danza profesional por primera vez, el miedo y la emoción reinaban en su mente creando confusión y nervios, pero era su determinación a realizar su carrera en torno a su pasión, lo que la estabilizaba en sus metas y más que nada que después de su debut en el escenario, los aplausos encendieron como carbón su interior y la conmovieron a tal grado que esa sensación jamás se retiraría de su cabeza. Esa noche, después de la presentación llevaron a todas las bailarinas a la fiesta de máscaras en honor a ellas. Los colores, las luces, y sobre todo los disfraces eran un carnaval de esencias que parecían pinceladas en un lienzo blanco; Selene traía un vestido blanco sencillo y una máscara de luna, recuerdo de algún viaje familiar a Venecia. Su belleza cautivaba a cualquier hombre que osara posar su mirada en ella, la gracia de su figura, la delicadeza con que se movía entre el laberinto de personajes anónimos, pero hubo alguien en especial en esa fiesta, un chico, de nombre Helios, algo delgado de piel oscura, tal vez no tuviera dinero, ni reputación, pero era algo notable que sus habilidades como faquir eran sublimes, el joven había crecido en hogares humildes y en sus ratos libres iba a los parques de arte y sorprendía a los transeúntes con sus habilidades y control sobre el fuego. Esa noche el antifaz de sol se encontró con la luna y nació un amor sin limitantes.
A pesar que su relación no era bien vista por nadie, ellos se siguieron viendo. La emoción continua de buscarse y encontrarse, hacia cada vez más recurrente las ausencias de ellos en sus respectivos compromisos; el descontento con sus amigos y familiares se incrementaba pero nada causo más revuelo que la revelación de que Selene estaba en cinta. Ambas familias se opusieron rotundamente no solo a su amor sino también al nacimiento de la criatura. Selene y Helios decidieron irse y no volver, buscar su propio paraíso su propio hogar, así que esa misma noche tomaron un vagón hacia lo desconocido. El cómo, no nos queda muy claro.
 Selene y Helios iban en un transporte público en la noche, con un rumbo indefinido pero juntos. Las luces mercuriales alumbraban y creaban ese efecto de inestabilidad que les recordaba lo solos que estaban, los espacios entre cada farol iban aumentando de tal manera que la frecuencia de la luz iba reduciendo, hasta que dejo de brillar y de pronto la oscuridad se vio interrumpida por una segadora luz, como si hubieran entrado en un túnel y hubieran salido al radiante amanecer.

Una vez que emprendieron el viaje, la intersección de realidades se dio, y tuvieron acceso a este mundo; no es muy común que los humanos terminen en esta realidad, solo aquellos que realmente necesitan un lugar de autoconocimiento, un lugar de creatividad y meditación, solo aquellos suficientemente especiales podían llegar a Ekiana. El vagón se detuvo de forma abrupta forzándolos a sujetarse mutuamente con mucha fuerza. Ya no era un simple autobús, estaba viejo y oxidado de forma repentina, ¿Qué posibilidades había de que esto sucediera? no había explicación lógica, simplemente había pasado, el entorno era extraño, el cielo purpura y deshabitado de nubes, había planicies y campos llenos de vegetación hasta donde alcanzaba la vista pero no se veía ni un alma en el horizonte. Caminaron horas y horas, para Selene parecían días, quizá meses pero tan solo eran sus melodramas; el hambre y el sueño los tenían fatigados, y conforme avanzaban se toparon con una choza pequeña y alegre junto a un lago. Al acercarse se encontraron con una pareja de ancianos de nombre sol y luna, ellos los acogieron con amabilidad y los dejaron descansar:
-hola viajeros, se les ve agotados, ¿gustarían parar y recargar energías?
-¿cómo negar tal oferta? Si no se veía nadie más en mucho camino-
Ahí en la casa había una joven de nombre Abigail. Cuando Abigail los vio de inmediato se dio cuenta que eran ajenos a ese mundo.
 -¿cómo han llegado hasta aquí? ¿cuáles son sus intenciones?
 Preguntó consternada con un tono autoritario y acelerado.
-déjalos ya Abigail, han tenido un viaje difícil, ellos necesitan descansar-interrumpió luna -tráenos un poco de agua y comida se ven hambrientos-
-¿Dónde estamos?-
-se llama Ekiana- respondió la anciana- Es un mundo alterno, aparece solo para aquellos que puedan ver. Aquí hay muy pocas personas, como ustedes ya se habrán dado cuenta, pero es un lugar amigable en toda su extensión-
Se hospedaron unos días pero el lugar los fue enamorando, y la vida ahí era tranquila. Luna les hizo la oferta de quedarse con ellos pues ella le recordaba a una hija que hacía mucho tiempo se había marchado. ellos dudaron al principio pero al final decidieron quedarse, Sol y Luna trabajaban en el cielo, ellos emanaban luz de su existencia y esta brillaba e iluminaba los cielos manteniendo a raya la oscuridad.
El tiempo paso y el parto de Selene llego, un niño seria y a su alumbramiento estuvieron todos pendientes, sin embargo esa noche Luna y Sol desaparecieron. No tenía ni un día de nacido cuando Abigail se dio cuenta de que sin Luna y Sol, no duraría Ekiana por mucho tiempo sin ser consumido por la oscuridad; las sombras invadieron el valle pero se limitaron y no entraron a la choza pues adentro, Selene y helios producían una luz, luz del amor que se tenían, luz del amor que le tenían a su hijo. Abigail comprendió de inmediato que resolución se tendría que hacer, ellos eran los que tenían que tomar el lugar de los ancianos. Cuándo se los Planteo se negaron, pero si nadie tomaba el lugar, las sombras devorarían el valle y tendrían que buscar otro lugar para su hijo. Selene abrazo a su hijo, lo llamo Emilio y partió dejándolo a cargo de Abigail, mientras Helios y Selene emprendían su viaje al cielo estrellado. En las tinieblas una sombra se dibujó, una mujer con la piel gris de gran belleza y cabellos en forma de tentáculos de medusa se acercó:
-hola mi querida Abigail ¿Qué es eso que llevas en tu regazo?-
-amor concentrado, Embeleso, algo que tú nunca podrás sentir-
-¿me lo entregarías por favor? Solo quiero comprobar la fuerza de nuestra Luna regente-
Al llegar Selene su brillo más potente que nunca difumino la oscuridad, y Embeleso empezó a debilitarse sin antes dar un ultimátum a la nodriza.
-No importa si corres o te escondes, el hijo de la luna pronto caerá entre mis garras-
Dicho esto Abigail entro en pánico, así que a sabiendas que en las sombras siempre hay algún oído de Embeleso, disfrazó a Emilio de niña. Era brillante, nadie buscaría a la hija de la luna, entonces fue así que Abigail emprendió un viaje como fugitiva, para escapar de los ojos de las sombras y proteger a su nueva “hija”.
Conforme Emilio creció prefirió ser llamado Emil, su situación es que aunque la vestimenta era femenina el no comprendía la diferencia de género, Emil no se sentía identificado con el género ni masculino ni femenino, Emil se sentía único en su especie y era eso lo que le gustaba. A los 13 años había recorrido medio Ekiana y conocido las cosas más extrañas que nadie pudiera imaginar: Pulpos con cuernos, hombres hechos de madera, princesas en castillos de cristal, sirenas que gustaban de pescar sueños, artistas que convertían la luz en líquido… Desafortunadamente Embeleso ya había atacado a gran parte de estos personajes, verán Embeleso se nutría de las decepciones, de la amargura y el dolor. Lo peor de todo es que ella ya  le había agarrado la pista.
Una mañana en el bosque de los deseos, un bosque amplio donde los árboles en vez de hojas tenían unas monedas de plata, Abigail le explico que cuando alguien lanza una moneda a los pozos llegaban por el rio aquí, germinaban y crecían estos árboles llenos de sueños y esperanzas. Habían decidido acampar en este lugar pues era una de las tierras más gentiles que había a lo largo de todo Ekiana. despertó con una sensación de incomodidad; sentía que algo no iba bien. Salió de su tienda y notó que la tienda de Abigail, su “madre” estaba vacía; unos hombres sucios y de aspecto sombrío la estaban empujando, y repetían

–¿Dónde está el niño?
- Entréganos al hijo de la luna ¿dónde lo has dejado?
 Abigail logro divisar en los arbustos a Emil, y sus ojos exclamaban pánico. Los hombres golpearon a Abigail y la empujaron a un lodazal. Mientras se marchaban las risas de ellos y su patanería ocasionaron en Emil un dolor profundo; la sensibilidad de él hacía que a veces se externara pero nunca había presenciado un acto tan nefasto que le causara más impotencia que esa; su piel ardía con fiereza, su sensibilidad ocasionó que en su tobillo se marcara una mariposa, era como un tatuaje, le ardía, era de color azul y pequeño. Se acercó a Abigail y la abrazó. Había llegado el tiempo de contarle su pasado, la única razón por la que Embeleso la buscaba era para marchitar el amor que ella representaba, algo que brillaba por sí solo, un esplendor del cual Embeleso jamás seria acreedora.
Cuando Abigail comprendió de dónde venía, surgió la interrogante más grande ¿A dónde iba? Su primer instinto fue destruir a Embeleso para que no dañara a su madre, pero Abigail se interpuso y dijo:
-No. No permitiré que te expongas a esa mujer, su veneno corrompería tu inocencia. No hay persona que pueda contra ella; no permitiré que te haga daño-
Emil no quiso contradecir a su madre, así que simplemente asintió. A lo lejos escucharon un lamento de una niña. Realmente a lo lejos solo podía ver una silueta; traía puesto un vestido ostentoso y elegante. Se intentaron acercar pero ella salió corriendo. En el silencio resonaron las zapatillas de ambas. Mientras corrían hacia la niña, esta se metió en un monstruoso circo, un circo oscuro y siniestro, grande, gris, negro, y azul. Al frente de este se encontraba una taquilla poco iluminada. Se acercaron y apreciaron como a la señorita de la taquilla le faltaba el rostro como si fuera un títere. Levantó la mano y les dio una entrada, después levanto su delgada mano y señaló la entrada oscura. Caminaron lentamente y vieron a un señor con un sombrero de copa, en él había engranes y un reloj al centro del mismo. Él traía un saco azul petróleo, camisa blanca, pantalón negro, un gran bigote y su mano izquierda era robótica.


-BIENVENIDAS SEÑORITAS, adéntrese al circo de las sombras. Aquí su servidor el Maestro de Ceremonias y los fenómenos, lesa mostraremos lo que es un espectáculo.

-No gracias, no me gustan las cosas de horror y este acto parece ser bastante horrible-
Comentó Emil con algo de desagrado. Las puertas se cerraron y unas bancas fueron iluminadas.

-pero mi niña, la vida en si es horrible, pero si tú la ves con otros ojos (él se sacó literalmente sus grandes ojos azules, y se colocó unos ojos verdes) la vida puede ser bella-

De pronto dos de las luces enfocaron un pequeño templete y una mujer sin ojos ni nariz, solo boca empezó a cantar, mientras un torso sin cabeza, ni piernas, ni brazos  solo manos en el aire conectadas al torso con hilos, empezaron a tocar una melodía. La melodía era hipnótica, no podían dejar de ver el acto. Del piso se levantaron cuerdas que en el aire formaron una telaraña, en ella se equilibraban torsos que en vez de piernas tenían monociclos y los pedaleaban con las manos. Pronto una enorme tarántula azul marino salió y mientras los torsos danzarines bailaban, el arácnido trataba de comérselos, ambas trataban de no ver pero era imposible, ese morbo las obligaba, el maestro apareció junto a Emil y Abigail, las vio de arriba abajo y dijo:
-Te compro a esta criatura, quiero exponerla en mi show  de fenómenos- esta ofensa sólo provocó una bofetada de Abigail, que le dolió la palma al darse cuenta que el maestro de ceremonias estaba hecho de madera; si se ponía suficiente atención se podía escuchar el mecanismo de un reloj en su interior.
-Si no están dispuestas a cooperar, tomare lo que yo quiero, lo vendas o no-
Del brazo del hombre con piel de madera salieron hilos que amarraron a Emil que se agitaba en desesperación. Abigail intentó cortarlos pero criaturas conformadas por torsos humanos, y libélulas tomaron a Abigail y la enjaularon. Lograron capturarlas y encadenarlas, bajándolas a los calabozos. Una vez ahí cada noche subían a Emil para ser expuesto ante todos, cada noche la humillación y el maltrato hacían que su espalda ardiera. Se recordaba a si misma que no era lo suficientemente fuerte, que su sensibilidad le causaba ese dolor, hasta que una noche notó cómo en su espalda se había formado otro tatuaje, más bonito que el anterior. Lograba verlo a través del charco que había en su celda, eran unas alas, luego vio que unos destellos resplandecían en la ventana, desde el cielo, su madre mandó pequeños destellos. Emil se asomó por la ventana y vio una cesta con muchos conejitos que venían agarrados de un pequeño globo aerostático, la cesta se detuvo en la ventana y uno de los conejitos entro rápido en su celda. Traía en su boca una pequeña llave de plata y le abrió la puerta a ambas, el otro venía con un mensaje de su madre:
Hola hijo, a estas alturas comprendo que no sientas que eres lo suficientemente fuerte para atravesar los retos que se te hacen presentes, tu fuerza nunca la determinarán los demás, ni Abigail ni nosotros ni quien llegues a conocer podrá definir lo fuerte que puedes llegar a ser; ese límite lo impones tú, tu serás tan fuerte como te lo permitas, y siempre que sientas que llegaste a ese límite, recuerda que los limites son para sobrepasarlos. No sabes lo culpable que me siento por no poder estar contigo, pero si el no estar contigo garantizaría tu vida, yo hubiera dado la mía sin pensarlo. Ahora que te veo desde aquí, en lo que te has convertido, no puedo más que sentir orgullo, y por ningún motivo dejaré que alguien te lastime, por eso te mando estos pequeños amigos para que te ayuden a escapar, emprende el vuelo y no mires atrás.

Con cariño mama

Al leer la carta los ojos de Emil se cristalizaron, y un brillo cálido empezó a desprenderse de su piel. Du vestido se tiñó de blanco y de su espalda brotaron unas hermosas alas blancas de gran tamaño. Los conejitos empezaron a correr y a mostrarles el camino a la salida. Abigail quedó atónita ante tal acto. Emil le abrazo y emprendió el vuelo lejos del circo de color purpureo, y ahora más que nunca tenía en claro su objetivo: su objetivo era confrontar a embeleso por ella y por su familia,  pues no podía permitir que alguien hubiera hecho tanto daño a sus seres queridos. Voló hasta un lago cercano y ahí dejó a Abigail. Muy a pesar del dolor que significaba para ella, esta contienda no podía acompañarla, tenía que ir sola, así que fue y emprendió el vuelo al valle agostado: un valle consumido por el dolor y la amargura. Hace algunos ayeres allí había vivido el antiguo sol y la antigua luna. Los nubarrones y el mal tiempo no lograron detener a Emil que a toda prisa logró llegar a una pequeña choza en medio del valle, adentro estaba ella, Embeleso.
–te estaba esperando, desde hace mucho. Yo estuve cerca el día de tu alumbramiento. Yo siempre he estado cerca de ti, nunca te he dejado sola, sólo quiero que te unas a mí, te ofrezco un lugar al cual pertenecer-
Emil se percató de su hipocresía y su maldad. No era sincera por más amable que quisiera
-JAMÁS-
Gritó Emil con fuerza.
-quiero reclamar tu alma como mía y corromperla con amargura y dolor, para que seas como nosotros Date cuenta, eres un fenómeno, inútil, eres infrahumano realmente, pero junto a mí puedes ser superior-
-me rehúso a seguirte ¿Y sabes que es lo peor? que no te odio; me das lástima, porque al final de cuentas tu maldad solo es reflejo de tu soledad y tristeza, pero yo vengo a ponerle fin a esto-
-Puedes intentarlo si quieres pero tus esfuerzos son en vano-
De las sombras salieron los matones que atacaron a Abigail, sus miradas con malicia se pusieron en Emil. A la orden de embeleso le persiguieron. Mientras corrían, ellos se transformaron en hienas que a la par se carcajeaban de todo; cada risa dañaba a Emil de forma profunda. Se sentía avergonzada por no ser tan fuerte y ceder tan fácil ante ellos. La piel de los brazos empezó a arder pero ahora los tatuajes eran dragones que se extendían a lo largo de sus brazos; uno alcanzo a morderle una pierna a un hiena, derribándola. mientras se levantaba, la hiena no pudo ni siquiera atacarle, pues del brazo de Emil el dragón se elevó y mordió a la hiena. Del otro antebrazo surgió el otro dragón y así combatió uno a uno a los bandidos hasta que estos, impotentes y cobardes ante la fuerza de Emil, decidieron hui., Embeleso tomó por la espalda a Emil y los dragones desaparecieron en el aire, la levanto del cuello y empezó a extraer la luz en ella para marchitarla, pero en el fondo, Emil escucho la voz de su madre entonces sintió una sensación cálida. Embeleso le repetía lo inferior que era, pero eso ya no importaba, sus alas se desplegaron. Embeleso la tuvo que soltar, la luz era demasiado fuerte como para siquiera poder mirarla.
-NO IMPORTA qué tantas cosas me digas, no me importa cuánto me denigres, mi valor no viene de ti, mi fuerza no viene de ti, mis límites los impongo yo, mi valor lo impongo yo, y lo mejor de todo es que yo soy inmarcesible-
Dichas estas palabras Embeleso se retiró; la luz le quemaba la piel .
-Eres una digna oponente, no seguiré persiguiendo a tu familia, pero eres una tonta si piensas que no te seguiré los pasos, no hay llama que no pueda extinguir, no hay luz que no se pueda apagar-
Dicho esto embeleso desapareció entre las sombras, y Emil sintió no solo la satisfacción de defenderse, si no de comprender que el amor propio es la mejor arma para rebasar cualquier limite.

No hay comentarios:

Publicar un comentario