Cada gramo de cordura que queda,
consumiéndose en la oscuridad,
envuelto entre sábanas de seda,
encuentro en tus ojos mi claridad,
Olvidaré cualquiera de mis miedos,
en tu piel suave cual durazno,
adicción a mis torpes dedos,
provocándolos hasta el orgasmo,
Tu esencia adictiva saturando la noche
donde tu aroma embriague mi razonamiento,
daría mi conciencia sin duda alguna o reproche.
Esclavo de tu perfume difuminado al viento,
cada segundo sin beber de tus manos... un derroche,
se que no es eterno, pues efímero es el tiempo.
el tiempo
ResponderEliminarefímero
la medida de esta época
nadie carga crucifijos
todos un reloj
mientras gana la inmediatez
los amantes
siguen practicando el amor
solamente vestidos con su piel