Razonando mi sendero y mi guía,
Entré en un desierto de recuerdos y espejismos
Lejos de la antología de lo que es mi vida,
Una constelación a la deriva en el cosmos,
Anclada a un cuerpo, pobre alma errante,
Soñando y divagando bajo los viejos olmos,
Se va Ingrata escapista mi juventud flagrante.
Ávido de conocimiento y aventuras,
Corazón apasionado y vagabundo,
Déjame seguirte en tus locuras,
Saciando tus apetitos de mundo.
Vislumbré el mar de
ideas,
Más allá de mis decrépitos reflejos,
Nadé entre filosóficas mareas,
Me empapé de inmensos pensamientos,
Ardí en vividas pasiones ígneas,
Para ahogarme en el mar de los espejos.